The Smashing Pumpkins en Guadalajara

Ayer se realizó el concierto de The Smashing Pumpkins aquí en Guadalajara, la verdad fue un excelente concierto, pero, pienso yo, que no lo fue meramente por el hecho de que interpretaron prácticamente todas las canciones que “los hicieron famosos”, es decir “las clásicas”, la razón por la que fue un buen concierto tampoco es que haya durado más de 2 horas, la razón por la que fue un buen concierto fue que como banda, Billy Corgan y compañía nos ofrecieron a los espectadores una muestra de que dar un concierto es entregarse.

Dos veces he asistido a conciertos de Placebo, el primero fue en la concha Acústica del parque Agua Azul, fue la primera vez que dieron un concierto en Guadalajara y venían en la gira del disco “Sleeping With Ghosts”, el concierto que dieron fue un soberano espectáculo, entre canción y canción el señor Molko decía algo que encendía al público, incluso interpretando en cierto momento del concierto “Bésame Mucho” en lo que arreglaban el bajo de Stefan, a veces sucede que uno en un concierto piensa: “Vaya, si que tocan y cantan igual que en el disco”, esto último no necesariamente es bueno, ahorita explicaré a que me refiero, continuando con Placebo, cada una de las canciones que interpretaron no eran iguales que las de sus discos, la voz de Molko no sonaba igual que en el discos, cada una de las canciones tenía algo en especial que lo diferenciaba de su versión “original”, la voz de Molko era distinta puesto que variaba el como interpretaba las canciones, como hacía que el público cantara también, es decir y en pocas palabras, el concierto estuvo plagado de emoción.

La segunda vez que vi a Placebo en concierto fue en el Teatro Diana, un lugar más “exclusivo” (en comparación con la Concha Acústica), donde el sonido no solo fue bueno, fue excelente, el lugar causaba una mejor acústica, los ingenieros de audio con los que contaban también hicieron un excelente trabajo, pero en ese concierto todo fue como en los discos, no varió nada, no hubo emoción, solo interpretaron las canciones y ya, en esa ocasión estaban en la gira del disco “Once More With Feeling”, un disco recopilatorio, razón por la cual solo tocaron los singles, y ya, nada más, nada menos.

Este concierto de The Smashing Pumpkins fue como ese primer concierto de Placebo, no se trató de escuchar “los discos en vivo”, sino de escuchar a Billy y compañía, se trató de escuchar a Billy interpretar 1979 en versión total y completamente acústica (sin nadie más de la banda) y de escuchar Ava Adore en una versión totalmente distinta a la original, se trató de ver cómo es que The Smashing Pumpkins pueden tanto expresar paz como hacer ruido en 150 (casi) ininterrumpidos minutos de concierto, se trató de cómo Billy nos demostró que no solo pueden grabar discos, sino que también puedan dar conciertos, dar buenos conciertos.

Cuento similar #1

Pensé en contar la historia de un hombre, una persona que pasa las tardes esperando ver el día en que la vea llegar, la conoció, bueno no, no la conoció, la vio hace un poco mas de 8 meses.

Era una tarde lluviosa, se encontraba caminando por el boulevard intentando resguardecerse a cada paso bajo las ramas de los arboles en la banqueta, un par de cuadras le fueron suficientes para darse cuenta que no habría modo de poder escapar a la lluvia a menos que buscara un techo, miró a su alrededor, una tienda de paletas se encontraba abierta en la acera contraria, unos niños comían helados mientras que observaban atentamente las gotas de agua caer por el filo del toldo que cubría la entrada.

Volteo a su derecha y vio una amplia puerta de madera abierta de par en par, buscó algo que le indicara que era dicho lugar y encontró un letrero en la parte superior de la misma, letras doradas labradas en un marco de madera: “Restaurant La Fuente”.

Entró meramente por el instinto de evitar seguirse mojando, se secó los zapatos en un tapete y siguió su camino al interior del lugar, notó que a pocos pasos de la entrada se encontraba una fuente de roca, “de ahí viene el nombre” pensó al tiempo que escuchaba “La Chica de Ipanema” siendo interpretada por alguien en algún lugar de restaurante que él no lograba ver.

Siguió avanzando un par de metros detrás del mesero quien le guiaba a hasta una mesa disponible. Se sentó cerca de una esquina del lugar y ordenó un café americano, sacó su agenda del saco y vio que pendientes tenía para el día siguiente, una junta era lo único apuntado.

Se encontraba guardando la agenda cuando la vio, se encontraba secándose las suelas de los zapatos al tiempo que cerraba el paraguas, la observó pasar por la fuente y seguir avanzando por el restaurant hasta llegar a la mese que le asignaron.

La continuó observado hasta que se retiró, y aun después de eso podía aun ver la imagen de ella leyendo en aquella mesa. Recuerda el tono cobrizo que tomaba su piel fruto de las ventanas del lugar y aun hoy en día, cada que llueve la recuerda a ella, recuerda el “Restaurant La Fuente” y va tomarse un café esperando volverla a ver.