Pubertos…

El otro día en la tarde tuvimos una reunión con un cliente en un Starbucks, específicamente en el que se encuentra en plaza Unicenter, para aquellos que no son de guadalajara les puedo decir que dicha plaza está ubicada en uno de los puntos más snobs de toda la ciudad (junto con Andares, Puerta de Hierro), es una mini plaza en la cuel se encuentran un par de negocios, un Superama (la versión snob de Walmart), unas Krispy Kreme (donas por las cuales puedes ver en horas pico filas de 25 o 30 carros en el drive thru [llegando incluso a obstruir parte de avenida patria]) y un Starbucks.

Llegamos en la camioneta de Sybelle, nos estacionamos y nos dirigimos hacia dicho establecimiento, un par de pasos fueron lo suficiente para darnos cuenta de lo que poco a poco aumenta en esta ciudad, vehículos BMW manejados por niños de 16 años, sonido a todo volumen y niñas que parecen más mujeres que otra cosa.

Niños que no tienen idea de lo que es la vida (y no es que yo lo sepa… aun) y sin embargo creen que han aprendido el valor de las cosas porque pueden manejar un vehiculo mejor que el 70% de los que se encuentran en la ciudad, que creen que se sienten pudientes porque sus padres les dieron dinero para que pudieran comprarles sus FrapeMochaBlancoConCarameloVenti a las niñas que día a día se reafirman a ellas mismas la falacia bajo la cual fueron educadas, que con solo verse bonitas todo les caerá en bandeja de plata.

Primero pensé que me estresaban, porque fué el primer sentimiento en mi al ver como actuaban, como hablaban, como pretendían… como pretendían, pero después lo pensé y no es eso, me dan pena, me da pena que a su edad no aprovechen lo que su edad les permite, todos soñamos con ser grandes, pero por lo menos en mi generación no era más que eso, un sueño, ellos, como juniors no solo lo toman como un sueño, sino que en cierto modo pretenden que lo son con lo cual matan lo que todos después más queremos recuperar, nuestra inocencia, inocencia que no solo yo sino muchos añoramos.

Música para ponerse de buenas

Alguna ves se han puesto a pensar que existen canciones que sin motivo ni razón causan que uno simplemente sonría y se ponga de buenas, no?, bueno, yo si, de hecho me he fijado que existen 2 canciones que me causan eso, no son rolas que estén entre mi música favorita, ni nada por el estilo, pero simplemente lo hacen.

La primera es She Is Beautiful de Andrew W.K., una banda de 1 solo hombre que se nota que se divierte haciendo lo que hace:

[youtube:http://www.youtube.com/watch?v=0ZyhB1-Yb4U]

Y la otra es una que no necesita presentación, We’re Not Gonna Take It de Twisted Sister:

Y a ustedes, que canción les causa eso?

Huyendo

¡Sigue corriendo!, le gritó el niño a la niña, poco a poco sentía como sus piernas se empezaban a cansar, un ardor se empezaba a generar en sus pantorrillas y muslos con cada paso que daba, la niña no respondió nada, solo apretó por un instante los ojos mientras intentaba dirigir todas sus energías a dos lugares, la primera sus piernas, ella al igual que el niño estaba cansada, había corrido por tanto tiempo que no sabía si eran horas o días y sus piernas a cada paso que daba le decían que no podían por medio de una punzada de dolor; el otro lugar era su mano izquierda, en realidad estaba más preocupada por esa mano que por sus piernas, sabía que si se tropezaba el niño no la soltaría y la ayudaría a levantarse rápidamente, pero por otro lado, no sabía qué pasaría si es que se soltase, si cayese después de soltarse, ¿se quedaría ahí?, ¿el niño la esperaría?, quería creer que así sería, que el niño nunca la dejaría.

Las altas paredes de las estructuras alrededor del niño y de la niña creaban cientos de caminos, calles y callejones, si se pudiese ver desde cientos de metros de altura la ciudad no parecería otra cosa más que un laberinto para ratones, y el niño y la niña se sentían así, como ratones en un laberinto, tenían que seguir corriendo.

A cada paso el resonar de los zapatos contra el suelo los hipnotizaba, llevaban tanto tiempo corriendo y escuchando el rítmico golpeteo que la niña ya no necesitaba voltear hacia su compañero para saber qué dirección tomaría, una variación en el ritmo le podía decir si es que acelerarían el paso o si bajarían la velocidad un poco, si darían vuelta hacia la izquierda o si tendrían que saltar algo.

Habrán pasado días posiblemente, la niña no estaba segura, las altas paredes y sus anuncios luminosos no le permitían saberlo, publicidad de restaurantes y de tiendas de regalos, tiendas de electrónica y mueblerías, tantos anuncios luminosos existían que ya no podía saber si era día o noche, a veces la lluvia los ayudaba a sentir que el tiempo pasaba mientras los dos seguían huyendo.