El arte del insulto

En mi vida he aprendido que el arte de insultar a alguien no reside en la creación de falsos o en la elaboración de insultos crípticos que meramente el que los ha dicho los entiende, el arte de insultar reside en decir la verdad más hiriente en el momento indicado, esa pequeña frase de verdad que se sabe sobre el que se está insultando la cual dicha en el momento preciso causa una ruptura en las defensas y en la psique del insultado llevándolo a un estado de pérdida de integridad, paciencia y demás cambios en su ser de modo tal que realmente le pese eso que le han dicho, es decir, un buen insulto es uno que deje al ofendido no enojado (y dispuesto a responder) sino que lo deje acabado buscando como defenderse a sí mismo de esa verdad que tiene enfrente.

Es decir, no sirve de nada decirle a alguien que “su madre es una puta” si es que el comentario no tiene un fundamento basado en la realidad, la razón de esto reside en que el objetivo del insulto no tiene una razón de peso para sentir dicha frase sino que tendrá que cuestionarse para encontrar una causa de dicha frase, cosa que debido a que se trata de un insulto, lo más posible que no lo piense mucho, esto viene a sacar a relucir una segunda regla, por llamarle de algún modo, la cual es que un insulto que necesita ser razonado no es un buen insulto.

En muchas ocasiones el uso de los insultos es utilizado como un modo de finalizar una situación que ha salido de control y que ha causado que el “insultante” y el “insultado” invariablemente deban tomar caminos separados, es decir, como el comentario de despedida, en este caso el insulto debe de cumplir con las dos razones nombradas arriba, y sobre todo también por una tercera razón, un insulto es un comentario que viene de lo mas primario del hombre, tal y como la ira y el amor, y por lo cual deben ser portados con todo el peso que conllevan, es decir, un insulto que se ha dicho no se puede negar, es un peso con el cual uno siempre debe de cargar, y sobre todo, debe de aceptar, o como se diría coloquialmente: “tener los huevos para aceptar lo dicho”.

Pubertos…

El otro día en la tarde tuvimos una reunión con un cliente en un Starbucks, específicamente en el que se encuentra en plaza Unicenter, para aquellos que no son de guadalajara les puedo decir que dicha plaza está ubicada en uno de los puntos más snobs de toda la ciudad (junto con Andares, Puerta de Hierro), es una mini plaza en la cuel se encuentran un par de negocios, un Superama (la versión snob de Walmart), unas Krispy Kreme (donas por las cuales puedes ver en horas pico filas de 25 o 30 carros en el drive thru [llegando incluso a obstruir parte de avenida patria]) y un Starbucks.

Llegamos en la camioneta de Sybelle, nos estacionamos y nos dirigimos hacia dicho establecimiento, un par de pasos fueron lo suficiente para darnos cuenta de lo que poco a poco aumenta en esta ciudad, vehículos BMW manejados por niños de 16 años, sonido a todo volumen y niñas que parecen más mujeres que otra cosa.

Niños que no tienen idea de lo que es la vida (y no es que yo lo sepa… aun) y sin embargo creen que han aprendido el valor de las cosas porque pueden manejar un vehiculo mejor que el 70% de los que se encuentran en la ciudad, que creen que se sienten pudientes porque sus padres les dieron dinero para que pudieran comprarles sus FrapeMochaBlancoConCarameloVenti a las niñas que día a día se reafirman a ellas mismas la falacia bajo la cual fueron educadas, que con solo verse bonitas todo les caerá en bandeja de plata.

Primero pensé que me estresaban, porque fué el primer sentimiento en mi al ver como actuaban, como hablaban, como pretendían… como pretendían, pero después lo pensé y no es eso, me dan pena, me da pena que a su edad no aprovechen lo que su edad les permite, todos soñamos con ser grandes, pero por lo menos en mi generación no era más que eso, un sueño, ellos, como juniors no solo lo toman como un sueño, sino que en cierto modo pretenden que lo son con lo cual matan lo que todos después más queremos recuperar, nuestra inocencia, inocencia que no solo yo sino muchos añoramos.

Meditaciones de un griposo.

[audio:https://eltonchi.uno0uno.net/wp-content/uploads/2009/03/faderhead-07-vanish.mp3]

La gripe o el resfriado llega a nuestras vidas no solo como una enfermedad que nos hace estar incómodos, sino como un periodo para ver todo lo que nos rodea y meditar sobre la vida.

Es un periodo en el que uno puede quedarse viendo un lugar, una zona o un momento durante amplio tiempo y poder descubrir cosas que antes no veía.

La neta no, pinche resfriado me trae con cuerpo cortado y no quiero mover ni una ceja.

p.d. La rola en sí no tiene nada que ver pero meh.