Hoy en el carro, mientras Ãbamos de camino a la oficina, Sybelle y yo tuvimos una plática bastante interesante de esas que ocurren solo pocas veces en la vida, platicamos sobre… pornografÃa. Asà es, como lo leen, estuvimos 30+ minutos (que es lo que tardamos en el tráfico) hablando sobre pornografÃa.
Discutimos largo y tendido sobre un asunto en particular de dicho tema, la diferencia entre la pornografÃa orientada a mujeres y la que está orientada hacia hombres (en ambos casos pornografÃa orientada a personas heterosexuales [1]), la gran mayorÃa de pornografÃa está elaborada pensando en satisfacer de manera grafica un gusto o necesidad en las personas que la ven, y de igual manera la gran mayorÃa de la pornografÃa está orientada hacia personas del género masculino, pónganse a pensar y esto es cierto.
También hablamos sobre la diferencia entre la pornografÃa años atrás y la actual, la gran mayorÃa de las producciones de los 70as y 80as (o por lo menos de las que tenemos conocimiento) eran pelÃculas en las cuales pretendÃan desarrollar una trama un tanto más elaborada, mientras que la mayorÃa de la pornografÃa producida de los 90as para delante viene a ser de un carácter mucho más directo, es decir, pura acción.
Pero de toda la plática, esos no fueron los puntos más interesantes, mientras hablamos de ese tema llegamos a la conclusión de que la pornografÃa orientada hacia mujeres no viene en el formato más tradicional (imágenes y/o videos) sino en otro formato que no es tan mal visto, en libros, las denominadas novelas arlequÃn o novelas eróticas teniendo autores famosos como Danielle Steel y Nora Roberts, ahora, técnicamente estos libros no son pornografÃa persé, pero sin embargo el fin en muchos casos es el mismo, la estimulación de la persona que ve/lee dicho medio.
Aun cuando la intención sea la misma, ¿porque utilizar medios tan diferentes en los productos elaborados hacia los distintos géneros?, la razón (a nuestro ver) es debido al contenido, en el caso del material enfocado a hombres este es directo y al punto (la acción, pues), mientras que el enfocado a mujeres buscar plasmar un ambiente de romanticismo extremo que culmina en la acción, acto el cual implica un cambio personal en la involucrada, un crecimiento o un descubrimiento.
Pero, ¿quien dictó que tenÃa que ser asÃ?, la sociedad actual al dictar que 1) los hombres son seres fuertes y directos, y 2) las mujeres son personas delicadas que buscan el amor verdadero, tal vez decir esas cosas serÃa encasillar, pero sin embargo, asà es, el pensamiento colectivo más básico dicta eso, desde que llegamos a este mundo nos encontramos con imágenes que son apropiadas para los niños y para las niñas: un héroe de acción en el caso de los niños y una princesa en el caso de las niñas.
Cuando llegamos a ese punto la conversación tomó otro curso, que es peor, ¿que los hombres sigan viendo pornografÃa cruda y sucia? o ¿que las mujeres sigan leyendo historias de princesas, solo que ahora con sexo?, ambos pensamos que lo segundo, la razón viene a ser que dichas novelas siguen impulsando la sobreromantzación hacia todo dada por el género femenino, es decir, la cultura de las princesas, cultura que dice que la princesa ve todo color de rosa, es el centro del universo y la cual encontrará a su prÃncipe azul y vivirá feliz por siempre.
Decir eso no implica que en los hombres esté mal, sino que en el caso de los hombres se puede hablar de casos más especÃficos donde se afecta algún punto especÃfico de la personalidad y esto puede ser definido como una filia, una persona que es voyeurista puede ser encasillada como voyeurista, asà de simple, y ser ayudada a superar dicha filia puesto que se puede definir, pero, en una mujer que se siente princesa, ¿donde separas la lÃnea entre ser soñadora y ser princesa?
P.d. todo esto es un debraye, no una investigación, asà que no se vayan a clavar tanto si es que algo no les cuadra.
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[1] Ninguno de nosotros es de orientación homosexual asà que no podemos emitir una opinión acertada sobre pornografÃa dirigida a un público homosexual.