Pues aquà les dejo todo lo que llevo de NANOWRIMO, los comentarios y sugerencias que dejen en este post pueden que no sean tomados en cuenta con el fÃn de terminar a tiempo la novela:
CapÃtulo I
– ¡Adam!, ¡Despiértate! – gritó mi mamá como todos los dÃas a las seis cuarenta y cinco de la mañana, dentro de unos minutos mientras que me meto a bañar y me arreglo para ir a la escuela ella empezará a cocinar, hoy es jueves asà que toca desayunar waffles, me gustan mucho los waffles.
Creo que han pasado tres o cuatro meses desde que empecé notar que no me daba sueño, primero pensé que eran los exámenes en la escuela pero dos semanas después me di cuenta que no era eso, además a quien engaño, unos exámenes parciales serÃan lo último que me quitarÃa el sueño, durante las primeras semanas era un verdadero problema eso de casi no dormir, incluso mis profesores se preocupaban por el semblante que traÃa, parecÃa mapache me decÃa mi maestra de dibujo, supongo que era por las ojeras.
Después de varias semanas pensé que mi cuerpo se habÃa acostumbrado a casi no dormir, pero la verdad ahora creo que lo más probable es que simplemente ya no necesito dormir más de tres o cuatro horas, al principio me desesperaba no saber qué hacer con ese tiempo extra, pero ahora le encontrado varias cosas, algunas un tanto aburridas como hacer tareas o estudiar, pero eso es de lo que menos hago, por suerte nunca he tenido problemas con la escuela como para tener que dedicarle tiempo adicional, no seré el de las mejores calificaciones del salón, y ni me interesa serlo, pero tampoco me tengo que preocupar yo y mucho menos mi madre.
– ¡Apúrate que luego se te hace tarde! – gritó de nuevo mi mamá, creo que ya gasté mucho tiempo, será mejor que me meta a bañar.
Algunos minutos después me encontraba bajando la escalera mientras olÃa el aroma a waffles y mermelada de manzana, adoro la mermelada de manzana, creo que podrÃa aderezar cualquier cosa con ello.
– ¡Buenos dÃas Adam!
– Hola mamá
– ¿Qué tal dormiste?
– Bien, bastante bien – si supiera que en realidad dormà menos de 3 horas estarÃa realmente preocupada conociéndola, ya me estarÃa llevando al hospital para que me hicieran algún tipo de examen o algo, mejor prefiero no hacer que se mortifique, si yo me siento bien lo más probable es que si me encuentre bien.
– Que bueno, apúrate a desayunar que luego te deja el camión, yo hoy saldré a visitar a tu tÃa Sophie como te habÃa dicho, lo más probable es que regrese hasta en la noche asà que te tendrás que preparar algo de comer.
– No te preocupes mamá, igual y me compro algo de pasada – le dije sabiendo que no le gustarÃa la idea, mi mamá está en contra de comprar comida rápida, desde que vio en no sé qué noticiero que cada vez hay más obesos en el mundo no se le ha salido la idea de la cabeza de que no debo comprar comida en McDonalds.
– Nada de eso, ya sabes que no me gusta que compres comida rápida, mejor prepárate algo más saludable aquÃ.
No pude evitar soltar la carcajada – Si mamá, no te preocupes, era broma – me seguà riendo mientras que mi mamá entrecerraba los ojos como siempre lo hace cuando se molesta, en realidad solo lo hice para ver ese gesto que hace, me da mucha risa su expresión.
Terminé de desayunar, lavé los platos y me dispuse a esperar el camión, un minuto después de que me senté en la sala y prendà la televisión fue que escuché el claxon, me despedà de mi mamá con un beso en la frente como siempre lo hago y salà de la casa, caminé por el jardÃn del frente hacia el vehÃculo y saludé a la señora Sally, nuestra vecina, es una señora de unos 50 años, aunque no estoy seguro, todas las mañanas la saludo mientras ella arregla lo que yo llamo “El Rincón de Sally”, un espacio de unos 4 o 5 metros cuadrados donde ha dispuesto su pequeño jardÃn de flores, varias veces me ha contado sobre todas las plantas que tiene, hay cosas para las que cada persona no está hecha, algunos nomás no pueden con las matemáticas, algunos no están hechos para socializar, yo no estoy hecho para recordar el nombre de las plantas que Sally con tanto ahÃnco arregla.
Di unos pasos más y llegué a la puerta del camión de la escuela, como siempre lo manejaba el señor Gutiérrez, un señor de yo creo que por lo menos 125 años, o al menos eso decimos todos, es un anciano en todo el sentido de la palabra, no lo digo en sentido despectivo, sino que me refiero que es alguien del que puedes ver totalmente el paso de los años en su rostro, como que si cada arruga y cada lÃnea fuera la evidencia de su pasar por la tierra.
Cuentan que el señor Gutiérrez empezó su trabajo como conductor del camión el dÃa que se inauguró la escuela hace como 60 años, y también cuentan que en todo este tiempo nunca ha tenido un accidente, no se si alguna de las dos cosas sean ciertas pero para mà lo único que me sorprende es cómo es que a su edad siga manejando un camión de pasajeros, pero creo que tiene que ver con que aun cuando puede verse tan viejo tiene los reflejos y la condición fÃsica de una persona dentro de sus veintes, cosa que contrasta totalmente con su apariencia.
– Buenos dÃas Adam – me dijo mientras subÃa al camión, pocas veces me dirige la palabra, en realidad pocas veces le dirige la palabra a cualquiera de los pasajeros.
– Buenos dÃas señor Gutiérrez – le respondà un tanto sorprendido.
– ¿Qué tal dormiste? – me respondió con una extraña sonrisa en el rostro, ¿por qué me habrÃa de preguntar el eso tan repentinamente?
– Bien – le dije con un tono seco y rápidamente me fui a sentar en el primer asiento disponible que vi.
CapÃtulo II
Las únicas personas que saben que casi no puedo dormir son Billy y Andy, son mis mejores amigos en la escuela. Billy hace dos años que llegó a la ciudad, según se su papá era un abogado famoso en los Ãngeles, o al menos eso cuentan los chismes, según me dijo el propio Billy, Edward, su papá se aburrió de la ciudad y decidió que mejor buscarÃa algo más tranquilo para ellos, Emma, la mamá de Billy fue quien propuso este lugar puesto que ella nació y creció aquà hasta que hace unos 20 años ella y toda su familia se mudaron a los Ãngeles, a los pocos años de que se fueran se casó con Edward y luego es que nació Billy.
No estoy seguro porque pero siempre he pensado que Billy podrÃa ser escocés, tiene cabello pelirrojo y está lleno de pecas, aunque en realidad no sé si asà sean los escoceses, en mi mente asà lo son, es bastante chaparro, unos 10 centÃmetros menos que yo, le gusta presumir una cicatriz que tiene en los nudillos de la mano derecha, el dice que eso es un imán para conquistar chicas, yo nunca le he visto que ande con alguna por mucho tiempo.
Andy es mi mejor amiga, la conozco desde hace como 12 años desde que estábamos en el kÃnder, durante ese tiempo fue mi vecina y según dice mi mamá yo me ponÃa insoportable si no me llevaban a su casa a jugar en las tardes, yo no lo recuerdo, memoria selectiva le llama mi mamá.
Andy es de esas personas que cuando la ven todos creen que es un pan de Dios, es la consentida de los profesores aun cuando no es la que tiene las mejores calificaciones, aunque de no ser por mi yo creo que no hubiera podido llegar hasta este grado, casi siempre le tengo que explicar todo lo que vemos en las clases de álgebra y muchas veces pasarle la tarea, el profesor Smith piensa que ella es la que me ayuda con la escuela, si tan solo supiera.
Cuando les conté que no podÃa dormir al principio no le dieron importancia, pensaron al igual que yo que solo estaba preocupado por algo, pero creo que ya han estado cambiando de parecer al respecto
Cuando salimos de la escuela me encontré a Andy, desde que inició este año escolar nos separaron a los 3 de salón.
– Si hoy no puedes dormir visÃtame – Fue lo primero que me dijo Andy cuando me la encontré.
– ¿Cómo crees que lo voy a hacer? – Le respondà un tanto sorprendido y abochornado de que me hiciera esa pregunta.
– Pues caminando – Y se empezó a reÃr.
– No me referÃa a eso, ¿acaso crees que voy a salir en la noche a visitarte? – Le respondÃa mientras hacÃa un puchero en el rostro evitando contagiarme de su risa.
– Pues sÃ, ¿por qué no?, tu casa está a un par de cuadras de la mÃa… ¡Ãndale! – agregó Andy intentando poner su mirada más tierna con el fin de convencerme
– ¿Qué están planeando? – Dijo Billy con una voz pÃcara mientras aparecÃa atrás de nosotros, ninguno de los dos habÃa notado desde que momento nos habÃa alcanzado.
– Nada, nada – le respondà un tanto asustado.
– Vamos, no me mientan, escuché gran parte de su conversación –
– ¿Qué no te enseñaron que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación? – Le dijo Andy mientras lo miraba fijamente a los ojos, sabÃa muy bien que no podÃa aguantar cuando alguien lo veÃa asÃ, Billy rápidamente cambió la vista hacia mÃ.
– Tal vez si, pero igual se trata de ustedes, además ya escuché todo y yo apoyo lo que dijo An – Billy acostumbraba llamarle asà a Andy cuando querÃa hacerla enojar.
– ¿Cómo que estás a favor? – Le dije sorprendido por el comentario.
– Si, si no puedes dormir visÃtame a mà y podemos ir por Andy y salir a pasean un rato.
– ¿Acaso estás loco? – le respondà levantando un poco la voz.
– Un poco, pero eso lo discutimos la semana pasada, ¿no?
Voltee a ver a Andy esperando ver que hubiera cambiado de opinión pero otra vez estaba haciendo esa mirada intentando convencerme, era como que si levantara las cejas mientras hacÃa una expresión de tristeza, creo que era como su interpretación de la famosa mirada del Gato en la pelÃcula Shrek.
Suspiré profundamente – Está bien, pero solo un rato, no quiero tener ningún problema.
CapÃtulo III
Como a las dos y media de la mañana me dispuse a ir a la casa de Billy, abrà la ventana de mi recamara solo para ser sorprendido con un viento bastante frió, la volvà a cerrar rápidamente y corrà hacia el closet, me cambié la sudadera que traÃa puesta por una chamarra, me puse un gorro y agarré una bufanda, la única que tenÃa en realidad me di media vuelta y fui hacia el buró, abrà el cajón y tomé mi celular y una lámpara, me hinqué en la cama, abrà de nuevo la ventana y salà intentando hacer el menor ruido posible.
Bajé lentamente de la ventana hasta quedar sobre el tejado del porche, con el mayor sigilo emparejé la ventana de mi habitación y me encaminé hacia uno de los lados del tejado en el que me encontraba, no era la primer vez que me salÃa de la casa, solo era la primera vez que lo hacÃa a estas horas de la noche, llegando al borde bajé lentamente por uno de las columnas que sirven como apoyo hasta quedar parado sobre la baranda que rodea, ya estando ahà solo fue necesario un pequeño salto y con ello estaba totalmente fuera de la casa.
Empecé a caminar y voltee hacia la casa de la señora Sally, de noche y bajo la luz del faro en la calle las plantas que su rincón hacen ver muchas sombras deformes y tenebrosas, aceleré un poco el paso y crucé la calle, hacia el frente vi la sombra de un gato caminando hacia el corredor a un lado de la casa de la familia William que va a dar hacia su jardÃn trasero.
Seguà caminando por la acera hasta llegar a la esquina, doblé hacia la derecha y continué, estaba haciendo bastante frió y hacÃa un silencio sepulcral, creo que nunca habÃa escuchado tanta calma en mi vida, supongo que asà es como debe ser estar en un desierto o en ese lugar que vi en el Discovery Channel que se encuentra en México, la zona silenciosa o algo asÃ.
Media cuadra más y llegué al frente de la casa de Billy, en todo el tiempo que habÃa estado caminando no habÃa pensado como es que le iba a avisar que ya habÃa llegado, la habitación de Billy a diferencia de la mÃa no queda del lado de la calle sino que todo lo contrario se encuentra viendo hacia el patio trasero; y más que preocuparme en como avisarle me empezaba a preocupar el cómo es que bajarÃa, a diferencia de mi casa, en casa de Billy el único modo de llegar al tejado del porche es bajando por la ventana del cuarto de su hermana.
Ya me encontraba aquà asà que ya no habÃa modo de dar macha atrás, en realidad si habÃa pero no querÃa hacerlo, voltee a ver el andador que da hacia el patio trasero, la casa de Billy, como la mayorÃa en el vecindario, tienen un patio frontal y uno trasero comunicados por un andador en un costado de la casa, a diferencia de muchas en el vecindario, esta tenÃa una alberca en su patio trasero y un horno tan grande que si su madre decidiera cocinarme por alguna bizarra (y temible) razón no tendrÃa que preocuparse por deshuesarme.
Caminé por el andador hasta llegar a la pequeña puerta que se encontraba para evitar que alguien entrara, sin gran problema (y sin hacer mucho ruido) la salté, seguà hasta llegar al patio trasero y me detuve un instante a observar las estrellas reflejándose en la alberca, saqué el celular de la bolsa del pantalón y seleccioné el nombre de Billy de entre la lista de contactos, me quedé viéndolo un instante pensando « ojalá y conteste rápido », presioné el botón verde de marcar y esperé un segundo en lo que enlazaba, uno o dos segundos después colgué, estaba casi seguro que escuché el tono del celular de Billy tan fuerte que hasta mi mamá lo pudo haber escuchado, muy posiblemente estaba equivocado en eso y nadie más que Billy escuchó el sonido del celular.
VolvÃa marcarle y colgarle después de un minuto, en esta ocasión después de haber terminado el intento de llamada pude ver como se prendÃa la luz del cuarto de Billy, por un segundo me sentà mucho más frio de lo que me pudiese sentir por el clima, estaba casi seguro que alguien más además de Billy se habÃa despertado, mi mente empezó a pensar a toda velocidad: « ¿Qué les diré a los papás de Billy?, ¿Qué le diré a mi mamá después de sus papás le digan que me encontraron en su jardÃn a las dos y media de la noche? ». Mientras mi mente pensaba todo eso empecé a sentir mi celular vibrar entre las manos, logré controlarme y no aventarlo o gritar por el susto, lo voltee a ver y vi una fotografÃa de Billy y mÃa, el nombre Billy y un muy pequeño Ãcono color azul en forma de teléfono celular que solo me podÃa indicar una cosa, no se trataba de los papás de Billy.
– ¿Bueno? – contesté casi susurrando.
– ¡Viniste! – me dijo una voz que con dificultad pude identificar como la de Billy intentando gritar y susurrar al mismo tiempo en el micrófono de su teléfono.
– SÃ, aquà estoy – le respondà – ¿cómo le vas a hacer para salir? – Desde varios minutos antes estaba preocupado por ese aspecto.
– Por una de las ventanas de la sala –
– Está bien, nomás no vayas a hacer nada de ruido – Le dije un tanto nervioso al escuchar con cuanta calma se tomaba el salir de su casa.
– No te preocupes, ahorita nos vemos –
Después de eso me colgó, mientras habÃamos estado platicando caminé hacia la puerta del andador, guardé el celular en la bolsa del pantalón junto con la lámpara y volvà a saltar el obstáculo, caminé un poco más y me quedé senté recargado en el tronco de un árbol que se encuentra en el patio frontal de la casa de Billy, en algún momento supongo que la señora Sally me dijo como se llaman la mayorÃa de los árboles que hay en la colonia, supongo que dicho conocimiento solo duró un par de segundos en mi mente y luego se borró, no lo dudo.
Mientras esperaba pude escuchar cómo es que Billy abrÃa la puerta de su habitación y caminaba por el pasillo de duela, como es que bajaba por las escaleras y luego como es que caminaba por lo que según yo era la sala, se detuvo unos instantes y luego escuché como empezaba a hacer un ruido más, supongo que era la ventana, mientras escuchaba eso podÃa sentir el sudor bajar por mi frente, me encontraba demasiado nerviosos, ¿Cómo era posible que tomara tan a la ligera Billy el salirse de su casa a estas horas?.
Unos segundos después Billy salió por una de las ventanas de la sala, le hice algunas señas y caminó hacia donde yo estaba, lo vi con una cara de enojo y le dije que nos fuéramos.
Caminamos una cuadra y fue entonces que le dije – ¡Pudiste haber sido más discreto! – con un tono de reclamo.
– ¿De qué estás hablando?
– Hasta donde estaba te escuché mientras andabas por tu casa – le respondÃ.
– Eso no es posible, si fui muy cuidadoso para no hacer ruido – mientras me decÃa puso una cara de verdadera sorpresa.
– Pues te escuché cua… – le dije subiendo un poco la voz para luego callarme abruptamente, estábamos en la calle a las 3 de la mañana, no podÃa salir nada bueno si subÃa el tono de voz.
– ¡Estás loco!, yo creo que solo fue tu imaginación
– Bueno, ya lo que sea, solo te encargo que seas un poco más discreto
Cuando dije esas últimas palabras Billy se me quedó viendo a fijamente con una mirada de enojo, no entendÃa porque es que me veÃa asÃ, él sabÃa que hizo ruido y él sabÃa que nos podÃan haber descubierto.
Caminamos dos cuadras mas hasta que llegamos a la casa de Andy, en todo el trayecto ninguno de los dos dijimos palabra alguna, tal parece que esto definitivamente no era buena idea.
Que bueno que ya lleves algo, una duda, tus capÃtulos son muy cortos o que show? bueno ya dejo perder el tiempo y regreso a escribir 😛